jueves, 1 de abril de 2010

Prólogo a la Obra del Padre Toño Reynoso

PROLOGO
La Globalización ¿Fin de la Ética?
Autor Padre Toño Reynoso

Afanado y fluido en su discurrir como una maquina de ritmo incesante, se me apareció en mi hogar el Padre Toño Reynoso, con el encargo de revisar y hacer correcciones de estilo a su obra sobre Ética y Globalización a mediados de año, y hace unos días que me trajo de nuevo el legajo para que le redactara el Prólogo.
Accedí de inmediato a su petición, que me honra, porque sus Inquietudes son las mías y además porque grandes transformaciones han de producirse en estas sociedades para que no languidezcan en el lodazal y podredumbre los fueros sagrados que se enmarcan en el ámbito de la ética. Hay que salvar los valores éticos en la actividad de los negocios, de la política, de la tecnología digital y lo más significativo de la conducta de los hombres.
El exceso de libertad no puede en modo alguno, malograr los principios pioneros de Aristóteles, de Emmanuel Kant, Benito Espinoza, Juan Pablo Duarte, Andrés Avelino, Eugenio de Hostos, Juan Bosch, José Martí o Máximo Gómez, en nombre de los beneficios de la globalización.-
Alguien sentenció que en todo sujeto hay un ángel y un diablo. Intuitivamente si miramos los nuevos tiempos en derredor nuestros, denota algo de verdad. En la filosofía de la globalización el énfasis se pone en el mercado, en la mercancía.
Esa es la ingente tarea a que se entrega el Padre Toño Reynoso en sus disquisiciones cuando titula su obra “Globalización, ¿Fin de la Ética?. No sé si parodiando a Fukuyama con el supuesto fin de la ideología, que sigue andando sobre los pies de la globalización. Preocupaciones que están hondamente señaladas a lo largo y ancho del texto, como una ocurrencia iracunda y valiente de su parte, rescatando al mismo tiempo lo salvable de este gran movimiento mundial del comercio y la tecnología virtual, que no repara en desechar lo social, equitativo y la solidaridad a que nos debemos responsablemente por los demás y por las naciones pobres de la comunidad internacional.
En la obra “Globalización, ¿Fin de la Ética? el Padre Toño intenta con sus reflexiones enjundiosas domeñar “los males de la Globalización”, creando un estado de conciencia frente a sus lectores, en el entendido de que los principios éticos han de permear los vasos sanguíneos del organismo planetario llamado Globalización.
Insiste en sus paginas, de que la moral ha de guiar las acciones de los hombres y por demás los modelos económicos ataviados de salvadores, como acontece con el Neoliberalismo, que asiste a los inicios de su destrucción con la reciente Crisis Financiera de Estados Unidos y su repercusión en el mundo. La obra aquí señalada busca destacar el lado humano y la medida social, que marginaron los apóstoles del Neoliberalismo, por cierto siguiendo los pasos de J. Stiglitz. Tomando, sin proponérselo, la máxima de Pedro Henríquez Ureña de que “Prefiero un hombre justo, a un hombre sabio”.

El autor ha vivido en carne propia con su apostolado sacerdotal y consagrado al ejercicio político tanto en el gobierno como en la oposición, las amarguras inherentes a esa actividad, tan aborrecida por los jóvenes de hoy, cuando “hombres sin juicio y sin corazón” atentan contra sus mejores aspiraciones y su desarrollo integral. Nos lo dice en este párrafo: “El problema es que el reto de elevar la calidad ética de nuestra actividad política choca con algunos hábitos perversos que hemos heredado de nuestra sociedad”, y se asiste de Jacobo Rousseau al rememorar que “el hombre nace libre, pero en todos lados está encadenado”.
Es que su vocación sacerdotal se vincula inexorablemente con su apostolado, ambicionando traspasarlo a la militancia política. Por eso, se observa en el texto un afán por imponer la ética por encima de toda otra consideración, pues él está situado en su mundo de anti-valores.
Sus reflexiones se enmarcan, no en consideraciones metafísicas, sino en el duro bregar cotidiano, envuelto en los avatares inconfundibles de la gente del pueblo. De manera, que sus páginas son verdaderas joyas de la vivencia de estas tierras que sacuden dos pobrezas: la pobreza social y la pobreza moral, a las que acudimos desenfrenadamente montado en el tren de la globalización, sin frenos, sin equidad y sin humanización.
Es como si el Padre Toño Reynoso dijera a lo pablo nerudiano: Confieso que he vivido. En tanto, su obra es un testimonio del acontecer cruel e injusto a que asistimos en estos tiempos de Tratados de Libre Comercio, donde se descubre el Zoom Politikon. En fin, es la llamada de alerta que nos propone el Padre Toño Reynoso en su empeño por un mundo más justo y un código de ética que ponga frenos a los desmanes del capitalismo globalizante.
M.A. Nolberto Luis Soto

04 de Nov. del 2008.-

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